ERES DESCARTABLE

La naturaleza ha sido cruel con los dos sexos de manera distinta: los hombres son descartables y las mujeres perecibles: imagina que durante una catástrofe mundial un solo hombre y cien mujeres sobrevivieran. ¿Qué pasaría? Bueno, ese único hombre podría embarazar a esas cien mujeres, lo cual es suficiente para iniciar una repoblación y reconstrucción de la raza humana. ¿Pero si una sola mujer y cien hombres sobrevivieran? Entonces, algo muy distinto sucedería, pues si mueren casi todas las mujeres sería el caos, ya que los hombres se matarían entre ellos por ganarse el derecho a reproducirse, la mujer tendría que quedar embarazada cada día de su vida, sufriría mucho y probablemente sería el fin de la raza humana. ¿Entiendes ahora por qué la sociedad cuida a las mujeres? Las mujeres nacen con un valor intrínseco para la humanidad porque poseen todos los órganos necesarios para reproducir la raza humana. La capacidad reproductiva de la mujer es más valiosa que la del hombre debido a al limitado número de óvulos que la mujer produce en su vida comparado con la prácticamente infinita cantidad de espermatozoides que genera el hombre, la pequeña ventana mensual en la que la mujer es fértil comparada con el hombre, que está presto en todo momento, y los hechos de que una mujer pueda estar embarazada de un solo hombre a la vez mientras que un hombre puede embarazar a todas las mujeres de una tribu nos dictan la premisa principal del entendimiento de las relaciones intersexuales: los óvulos son caros y los espermatozoides baratos. A la biología no le interesa tu individualidad ni tus derechos ni tus sentimientos. Toda vida tiene el imparable impulso de sobrevivir y reproducirse y utilizará todos los mecanismos necesarios para lograr su objetivo, mediante nuestros propio cerebro la naturaleza básicamente nos obliga a cooperar. Muchas de las actitudes de la sociedad, como por ejemplo la de valorar la vida de la mujer promedio sobre la del hombre promedio tienen un origen biológico, consciente o inconscientemente; la sociedad siempre ha cuidado los valiosos úteros. Puedes entender y usar esto a tu favor o puedes ocultar la cabeza bajo la roca del idealismo y la fantasía, siempre a desmedro de tu vida. El cuadro que te han pintado es fantasioso, la igualdad de género no existe, un hombre debe construir su valor o no tendrá ninguno, porque a diferencia de la mujer, los hombres no son indispensables para la reproducción de la raza humana. No es cuestión de bondad o de maldad, el trato diferenciado que la sociedad le da a hombres y mujeres simplemente es dado por esta diferencia biológica. ¿Entiendes ahora que eres parte del sexo descartable? Pero no te preocupes, no todo es malo. Si bien la mujer nace con un valor intrínseco y biológico, esto va decayendo con los años. Después de que la mujer termina su periodo más fértil (18 a 30 años) deja de importarle a casi toda la sociedad. La mujer tiene fecha de caducidad. Mientras que tú, al tener que construir tu valor mediante un arduo esfuerzo volviéndote útil, ganas valor con el tiempo. Pero ese es el problema al que muchos hombres no quieren enfrentarse: todo depende del trabajo, el sudor y el esfuerzo que pongas, naciste como hombre con todas las cartas en tu contra, solo depende de ti destruir cada obstáculo que se ponga en tu camino para alcanzar una vida mejor, o ser un mediocre más y vivir la vida como un anónimo más, abusado por las mujeres y por el sistema. Tu descartabilidad está programada en tus genes, y es tu misión heroica luchar contra las probabilidades adversas y salir airoso.