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LA ESCUPÍ EN LA CARA
Te explico por qué

Primera vez que me escupen en la cara… qué rico.
Eso fue literalmente lo que me dijo después del acto.
Habíamos estado intercambiando historias extremas desde que me siguió en Instagram.
Respondió a varias de mis carnadas hasta que no quedó más opción que plantear el encuentro.
Un simple “vamos por unos tragos” lanzado vagamente por chat fue suficiente.
Claro, se resistió un poco.
Pero luego de rechazarla sutilmente, como era de esperarse, terminó saliendo a mi encuentro.
Eran las 11 de la noche cuando se subió a mi auto.
De inmediato, apliqué Juego.
—¿Sabes por qué te invité a salir?
Ella: No, ¿por qué?
—Supongo que nunca lo sabrás.
Ella: ¡Dimeee!
Y así de fácil, ya la tenía persiguiendo mi validación.
La llevé a un par de lugares donde sabía que habría pleito.
Disimuladamente, le dejé ver mi arma.
—¿Andas armado?
—¿Ya me estás viendo el arma?
Ella: ¡Ja, ja, ja! No, tonto.
Andando por la calle, le dije:
—¿Vas al gym?
Ella: No, ¿por qué?
—Entonces, ¿de dónde sacaste esto?
Le dije mientras metía la mano debajo de su falda para encontrarme con el trasero más firme que había tocado.
Me sorprendió, considerando que ella era más bien delgada.
Ella: No pensé tener sexo hoy.
—Aún no me lo has pedido.
Ella: ¡Pero tienes tu mano en mi trasero!
—¿Y eso qué tiene que ver?
Si no entiendes por qué a las mujeres les gusta el sexo con humillación, no entiendes los intrincados mecanismos de su selectividad.
A las mujeres les atrae el hombre salvaje y dominante.
Piensa en los conquistadores de antaño.
¿Crees que trataban a las mujeres que capturaban con velas y jazz suave de fondo?
No.
Era sexo salvaje, humillante y hasta violento.
Lo que hacemos ahora, con consentimiento, es apenas un Juego.
Un eco de aquellas épocas.
Memorias primitivas quedan grabadas en sus cerebros femeninos.
Ellas saben, instintivamente, qué tipo de hombre tiene más posibilidades de supervivencia.
Es el hombre que las azota en la cama.
El hombre que las escupe en la cara en medio acto.
Como hice yo.
Y cuando ella quiso limpiarse, le di una cachetada.
—¿Quién te ha dado permiso para que te limpies?
En ese momento, alcanzó el éxtasis.
Es este tipo de hombre el que produce verdadero deseo en las mujeres.
No aquel que las besa tiernamente, viéndolas a los ojos, mientras les hace el amor.
Recuerda eso.
Un abrazo,
Atentamente,
Tu hermano mayor,
Iván Barca